En los momentos difíciles, sosténlos, consuela sus corazones, y corona su trabajo de frutos espirituales.

viernes, 15 de octubre de 2010

Reflexión

No puedo dormir, no se porque pero hace unos días que me cuesta dormir por las noches. Esta época del año se me mezclan emociones, estres, nervios, etc. A veces es bastante odioso, pero muchas veces mis mejores ideas nacen en estas noches.
Así que decidí explotar un poco esta fase de la noche, busqué la lectura del día hoy. A ver que tenía Jesús para decirme y me encontré con esto:

Lc 12 1-7
En aquel tiempo, la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número, que se atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:
“Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir de la hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse.
Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas.
Yo les digo a ustedes, amigos míos: No teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién han de temer: Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo.
Se lo repito:
A él sí tienen que temerlo.
¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos los pajarillos”.


Bueno, me sorprendí. No por lo que dice Jesús, sino porque es exacta para el momento que estoy pasando hoy y justo para lo que quería hablar hoy. Qué importante, para un misionero, esta lectura. Esto de dejar de lado la hipocresía, alejarse de la mentira. A veces como misionero, creo que ya está. Ya soy misionero, voy a la parroquia, voy a misa, bla bla bla. Con eso ya está, no me puede pedir más, nadie es más misionero que yo porque mirá cuantas cosas hago.
Digo, no creo que sea así. Ser misionero es llevar la vida de Jesús como ejemplo, alejarse de la hipocresía, no ser buenas personas solamente los 10 días que me voy a misionar o los domingos en la parroquia. Digo, es más que eso.
Muchas veces me pasó, en el grupo de jóvenes, de sentirme invadido cuando entraba gente nueva al grupo. Y, entonces, lo que al principio se defendía como un sentido de pertenencia, se convirtió en un sentido de dueño del grupo. Alguna vez celé al grupo, por sentir que: "Ahora se llena de gente la parroquia, ¿y antes?, sólo eramos cuatro"
Y esa es la hipocresía, en alguna otra lectura Jesús hablaba sobre compartir la fé, la buena noticia. Esto es lo que hace un misionero. No encerrarse, quedarse contento porque uno sí esta bien, pero los demás me chupan un huevo. Bueno creo que es una de las cosas más difíciles que se plantea como misionero, pero es un desafío. Y me gusta tomarlo, porque a nadie le puede parecer malo intentar ser mejor persona. Jesús dice que hay que alejarse de la hipocresía, de la mentira, de la falsedad. Con esas cosas no se puede transmitir la palabra, a eso nos llama Jesús hoy.

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