En los momentos difíciles, sosténlos, consuela sus corazones, y corona su trabajo de frutos espirituales.

miércoles, 15 de junio de 2011

Hacernos cargo o mirar para otro lado

Nuevamente tardé un tiempo en volver al blog. Quizás es falta de inspiración, quizás es que no quiero subir cualquier cosa, quiero apostar por una idea clara, concisa, simple, sincera...
Con el tema de ser pastores o no pastores, de ensuciarnos las manos o no, llegué pensando a Pentecostés. Todo un acontecimiento este año en Aránzazu. A la ya tradicional vigilia organizada por los jóvenes, se le sumó una convivencia. Nocturna, entre las 23 hs y las 3 para todos los chicos que quisieran venir. Mate, torta frita y un muy buen clima para reflexionar.
Así, me puse a pensar en Pentecostés, en el nacimiento de la iglesia, en esos días en los que los discípulos se debatían entre sus miedos y la misión que Jesús de Nazareth les había dejado: Salir y llevar su palabra por todo el mundo. Resulta que los tipos lo habían visto a Jesús hacer sus milagros, predicar, cargar con la cruz, morir, resucitar y ascender a los cielos. Sin embargo seguían como estáticos, quietos, parados, miedosos. Tuvo que mandar el de arriba al espíritu para que pudieran vencer esos miedos y salir a la calle. Ahí nace la iglesia, ahí comienza la misión universal de la iglesia, que justifica y explica el por qué de su existencia: El mensaje de Jesús no es para algunos, es para todos. Nadie se lo tiene que dejar para sí mismo, es una obligación de todo cristiano salir a la calle con ese mensaje, y trabajar para eso.
Y trabajar significa obra, y obra significa moverse. Los discípulos, al recibir el espíritu y vencer sus miedos, salen a la calle, salen a trabajar, a construir, a moverse. Y comienzan con la tarea que al día de hoy se sigue (Y así debe ser) realizando.
Y los discípulos hicieron, y todos debemos hacer, lo que, en definitiva, Jesús hizo. Salió a la calle, predicó con la palabra, pero también con la obra, con la acción. Y no paró. Los seguidores de Jesús hicieron lo mismo. Y creo que todos debemos hacer también. Porque es fácil hacer como si nada, pero lo difícil es hacerse cargo.
Jesús, el tipo en el que en definitiva creo, fue un chabon que no se quedó quieto esperando a que aquellos que lo necesitaban fueran a su encuentro. No se encerró en el templo y esperó a que la humanidad se acerque. Sino que, todo lo contrario, salió al encuentro de la humanidad. Y se ensució las manos, se hizo cargo, no miró para otro lado, no inventó excusas.
A veces, las persona solemos inventarnos excusas a nosotros mismos, por A o por B terminamos mirando para otro lado. Y no creo que un Jesús del siglo XXI hiciera eso. Sino nos pasa lo primero, nos termina pasando otra cosa: Nos copamos al principio pero después de un tiempo nos creemos algo que no somos, nos creemos capaces "para cosas más importantes" y no para los pequeños detalles. Y volvemos a mirar para otro lado. Crecemos como personas, de repente nos volvimos importantes, vamos de reunión en reunión pero hace años que no metemos las manos en el barro.
Pentecostés es la fiesta de la memoria, del recordar por qué tenemos que hacer iglesia, por qué trabajar en comunidad, por qué salir a la calle y hacer obras, no morirnos en las palabras.