En los momentos difíciles, sosténlos, consuela sus corazones, y corona su trabajo de frutos espirituales.

martes, 10 de enero de 2012

Los primeros misioneros

"Se mantenían unidos y ponían todo en común"

He vuelto de misionar, una vez más. He comenzado dos nuevas misiones. Estuve en el barrio Río Luján, Manzanares, partido de Pilar, entre el 25 y el 31 de Diciembre del año pasado (Ya se puede decir año pasado); y luego estuve entre el 1 y el 8 de Enero de este año, en Ranchos, General Paz, Buenos Aires.
Dos misiones hermosas, distintas, con cosas en común y cosas particulares de cada comunidad. Con el grupito de San Patricio recorrimos las precarias calles y casitas del barrio Río Luján. Entre pobreza, abandono, olvido y suciedad, intentamos llevar la palabra de Jesús. Aún siendo con la palabra, y sin importar si la persona es o no creyente, para esa persona que nos recibe es todo un evento. Y sin lugar a dudas, quien mejor te recibe. Porque en el olvido, aparecen unos personajes que vienen a decir que hay alguien que no olvida. Y así estamos llevando la palabra de Jesús, aunque quizás ni lo nombremos, ni abramos una biblia o recemos. Solo el hecho de estar allí, es llevar a Jesús...Mejor dicho encontrarlo a Jesús. En casas pobres, bien pobres, abandonadas y de semblante triste; puedo decir que en esas casas encontré a Jesús. Y descubrí que era un Jesús completamente diferente al que yo decía llevar.
Paramos en la capilla Santa Teresa, que por unos días fue nuestro hogar. Todos los días armábamos las bolsas de dormir, colchones, etc para dormir, y luego volvimos a dejar la capilla en condiciones para la misa. Vivíamos con una pequeña cocina, un pequeño baño en malas condiciones y una ducha externa, afuera, en el jardín, precaria, donde podíamos meter algún baño de vez en cuando. Pero nos manteníamos juntos, siempre de buen humor, chistes y guitarra de por medio, para que nadie esté mal, para bancarnos.
Por momentos nadie nos recibió, es que pocos sabían que íbamos a visitar las casas del barrio, y fue un poco triste las primeras dos jornadas, pero con el aliento del espíritu santo seguimos adelante, y logramos recorrer todo el barrio (Hasta unas casas en el monte) y llevarnos unas hermosas experiencias.

La comunidad de Ranchos era un poco diferentes pero tenía sus semejanzas. Juntos a mi amada comunidad San Francisco Javier, estuvimos recorriendo una parte del pueblo, un barrio llamado Cuartel Segundo (Del otro lado de la vía), donde hacía bastante que no se realizaba algo así. Pero al igual que en Pilar, la comunidad casi no sabía que estaríamos allí. Fue un poco frustrante para varios de nosotros al principio pero no nos desanimamos, nos bancamos entre nosotros, y seguimos adelante. Fuimos recorriendo casas y descubrimos que la comunidad nos necesitaba aunque no nos esperaba. Conocimos gente maravillosa, encuentros hermosos, jóvenes con ganas de laburar por su comunidad (¿Hay algo mas hermoso y motivador?) y nos llenamos el corazón.

Entre esos días pensaba, reflexionaba. ¿Cómo eran las primeras misiones de los primeros cristianos? Me imagino a Pedro, Pablo y un par llevando la palabra de Jesús. En cada pueblo al que llegaban seguramente nadie los conocía, nadie los esperaba. Tenían que ir a hablar de Jesús pero desde cero, contando absolutamente todo. Y se deben haber llevado más de un rechazo, ¿Cuántas veces los deben haber sacado a las patadas de las casas? Así que seguramente cuando volvían a la noche a sus refugios, no les quedaba otra más que bancarse entre todos, compartir y poner en común absolutamente todo (No solo lo material) y en comunidad hacerle frente a la adversidad, compartiendo el pan y rezando juntos.
Creo que lo viví estos días en Río Luján y en Ranchos fue de lo más parecidos (Hasta ahora) a aquella lectura de Hechos.